martes, 2 de septiembre de 2008

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ESTRENO, MANDATO Y DESGRACIA
DE MANCO HAMPONIO CORTÉS GUARDANDO,
DISCÍPULO DEL GRAN CONQUISTADOR

Al conocer el programa
dijo el Rector: “¡No me aborden!
¿Es el orden o es la orden?
¡Explíquenme antes la trama!”
Luego, al bajar de su rama,
preguntó, parlamentario:
“¿Qué será un asunto vario?
¡Deshagan el maleficio!
También soy hombre de juicio,
pero de juicio sumario”.

*

Vino el Gran Jefe al Consejo
con disfraz de hombre invisible.
Nadie lo vio, pero audible
su voz erizó el pellejo
del Rector, que sin festejo
se quedó en poquitos meses:
—¡Lárgate, Marco! —No empieces…
—¡Te me vas! —¿Por qué, señor?
—¡Haz caso! Soy tu mentor.
Yo soy el Ruido y las Nueces.

*

Resulta que al año y medio
también tumbaron al hombre
que de rector el renombre
conquistó tras largo asedio.
Se dijo: “Pues… ¡qué remedio!
Mi destino estaba escrito.
Agarrar —tal es el rito—
a patadas al patán…”
Cortés cayó, no así Hernán:
¿quién le quita lo exquisito?

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