domingo, 31 de agosto de 2008

Las acadécimas

La suerte de Carlos Mango
se decidió en la sesión
en que su alegre canción
trocóse de pronto en tango.
Se anuncia que viene Dyango
a inyectar melancolía
en esta balada impía.
Invita el Rey de las Artes.
¿La cita? Lunes o martes,
auditorio Auditoría.
*

No sé contar con el cero;
nada sé de astronomía,
de historia o economía…
Domino trompo y balero:
¡por algo soy consejero!
(También aconsejador,
de consejo y aviador.)
Cuando no sepa leer
—voy que vuelo: es mi deber—
seré, por fuerza, rector.

*
Profesores y estudiantes
por fin avanzan parejo:
la prédica del Consejo
los igualó en profesantes
de una fe que ni calmantes
ni cigarrillos ni vino
ni chuletas ni tocino
se le acercan en placer.
¡Es la fe de parecer
ahijados del gran Padrino!

No hay comentarios: